De este modo, viendo las noticias el pasado domingo, me vino a la mente este cuento tan famoso al oir este triste caso:
Un caso real del pasado 27 de diciembre
Todo lo que la vida nos ofrece, al explicarlas se convierten en historias más literarias que la literatura más preciada. Y es que, de hecho, la vida y la literatura, la literatura y la vida se reflejan una en otra. A menudo, son la misma cosa.(Dentro del espejo.Pep Molist)
Continuando con la publicidad, os muestro otro ejemplo que nos puede recordar a nuestra infancia. Es un mundo maravilloso y mágico, ¿quién no quisiera viajar hasta este recóndito lugar?
La selva, se puede entender como el entorno salvaje donde hay que luchar para sobrevivir. La ciudad no está tan civilizada como parece (La jungla de asfalto). En su libro Kipling nos enseña la ley de la selva y de la naturaleza, sencilla y demoledora, casi opuesta a la ley del hombre.
La selva es un escenario de aprendizaje donde su ley es la ley de la vida. Los animales que acompañan a Mowgli son sus amigos y educadores, mientras que hay otros como los Bandalog o Shere Khan que intentan el continuo fracaso del protagonista. Yo lo veo muy similar a la vida real.
La publicidad es uno de los elementos cotidianos. Convivimos con ella a diario, incluso sin darnos cuenta de la gran cantidad de imágenes e ideas que van formando parte de nuestro ser. Por ello, los publicistas buscan aquellos elementos que más nos puedan impactar o suscitar en nosotros algún sentimiento, deseo, recuerdo... y como consecuencia, una incitación a comprar ese producto.
Anuncios como el que presento a continuación son también una forma de reclamo, pues quizá se remueva en alguno de nosotros la vuelta a la infancia, y por ello una actitud positiva ante el producto, en este caso, un perfume.